EL ÁNGEL DE CLAUDIA
Deslegitimado como llega a la presidencia nacional de Morena, a Mario Delgado Carrillo le va a costar trabajo operar en Colima –si eso es lo que se propone– a favor de los intereses de su antiguo compañero del ITAM, José Ignacio Peralta, sin sufrir un desgaste todavía mayor al que le dejó la confrontación con Porfirio Muñoz Ledo.
Pero de no deslindarse del uso propagandístico que la diputada federal Claudia Yáñez Cabrera le quiere dar a la nueva investidura de Mario Delgado, el excoordinador de la bancada de Morena en San Lázaro va a obligar a la secretaria general, Citlalli Hernández, a amadrinar otras aspiraciones con el riesgo electoral que implicaría una fractura en la cúpula partidista.
En el diario del gobernador Peralta, le atribuyen a Delgado la intención de manipular el proceso interno para favorecer a la hermana de César Yáñez, coordinador general de Política y Gobierno en la administración federal.
César es llamado por algunos entusiastas “el ángel de la guarda de López Obrador”, bajo el supuesto que “le salvó la vida” cuando Andrés Manuel sufrió el infarto, pero apodado por otros “el fantasma de Palacio”.
No es un secreto que el exsecretario particular y vocero de AMLO ha estado congelado desde el arranque del sexenio. La publicación en la revista Hola! de la ostentosa boda poblana de César Yáñez, la llamada “boda fifí”, le propinó al entonces presidente electo el más duro golpe de imagen en toda su vida de austeridad republicana.
Curiosamente, el grupo en el poder en Colima es el que más celebra la promoción de Claudia Yáñez como aspirante a la gubernatura. Tal vez porque se trata de la candidata menos competitiva entre las mujeres que se mencionan.
EN COLIMA TOCA MUJER
Después de que impulsaron la idea de que a la 4T en Colima le tocaba hombre (dado que en 2015 el candidato a gobernador que presentó el partido de López Obrador fue derrotado y, por discriminación positiva, no se puede condenar a perder a una mujer), ese grupo enquistado en el poder estatal ya acepta que la candidatura de la coalición que encabezará Morena en 2021 sea para una dama.
En Colima ‘toca mujer’ por varias razones: en primer lugar, porque la vez pasada Morena jugó con un hombre, José Francisco Gallardo; y, en segundo, porque no hay un solo hombre en Morena mejor posicionado en las encuestas que cualquiera de las mujeres que suenan: Indira Vizcaíno, Griselda Martínez y Claudia Yáñez.
EL HOMBRERÍO
Virgilio Mendoza y Joel Padilla supondrían la aportación del Verde y del PT a una hipotética coalición con Morena, pero está claro que no pertenecen a la 4T.
Es probable, además, que la alianza electoral con el Movimiento de Regeneración Nacional no se concrete y, en ese sentido, sus partidos quizá tengan que abanderar a una mujer para cumplir la cuota de 7 de 15 nominaciones. En el caso del PVEM, sería Gabriela Benavides.
Los partidos tradicionales tendrán, presumiblemente, candidatos tradicionales: José Manuel Romero por el PRI y Jorge Luis Preciado por el PAN. En Movimiento Ciudadano está más que anunciado Leoncio Morán.
Otros probables candidatos varones que se mencionan, Oscar Javier Hernández Rosas, de Redes Sociales Progresistas, y Lupillo García Negrete, de Fuerza Social por México, serían postulados por partidos de nuevo registro y, por lo tanto, impedidos de formar parte de la coalición cuatroteísta.
GUERRA DE GÉNERO
Se libra en la entidad una guerra de género. Hay una misoginia alimentada por las complicidades entre cuadros de diferentes fuerzas que mantienen una visión machista de la política.
Como puntera en las encuestas, Indira Vizcaíno Silva ha soportado el acoso periodístico y discursivo de políticos priistas que –no obstante, el antecedente de Griselda Álvarez– han seguido el sueño de la pareja presidencial: Vicente Fox y Martha Sahagún.
Políticos que ya estaban muy cuestionados para seguir presentándose a elecciones, promovieron a sus esposas para que tomaran su lugar en las boletas. Sin embargo, el elector colimense rechazó esas propuestas, con alguna excepción, y las mujeres que llegaron a los cargos de gobierno y de representación popular en los últimos comicios, no le deben al marido su triunfo en las urnas.
Con su eslogan “estamos listas”, Indira pone el énfasis en el toque femenino que tendría su eventual gobierno. Y es inevitable no relacionar esta propuesta de alternancia con Griselda Álvarez, primera mujer gobernadora en el país.
Sin embargo, lo que representó doña Griselda en el panorama político es muy distinto a lo que supondría una mujer que hoy ofrece no sólo alternancia de género sino de partido.
UNA MUJER MODERNA
La maestra Griselda fue una mujer avanzada a su tiempo, pero una política y una gobernante de ese momento. El paradigma que debe posicionar Indira es otro: una mujer moderna que proviene de la izquierda y representaría el arribo de la Cuarta Transformación a Colima.
Como alcaldesa de Cuauhtémoc, Indira impulsó los matrimonios igualitarios (que en un arranque de conservadurismo del gobernador Mario Anguiano se quisieron matizar como “enlaces conyugales”, hasta que la justicia constitucional le dio la razón a Vizcaíno).
Y el toque femenino que le dio a su gobierno se tradujo no sólo en mujeres que desempeñaron los cargos más importantes, sino en el sello de eficiencia y honestidad que estas funcionarias le imprimieron a la administración municipal.
Las condiciones de ahora son completamente distintas a las de aquellos tiempos. Griselda Álvarez fue una cuota de género, no una conquista de las mujeres. Y llegó al gobierno por dedazo del presidente José López Portillo, probablemente como un adelanto de lo que podía ser una gubernatura en Jalisco para su hermana Margarita.
Sin embargo, ya instalada en el poder ejecutivo, doña Griselda se destacó por su agenda feminista, cuando ese término todavía no era muy aceptado: creó el CAM (Centro de Apoyo a la Mujer, pionero en la lucha contra la violencia de género) y, en un momento dado, los tres poderes del estado estuvieron en manos de mujeres.
REZAGO EN LA TRANSICIÓN
Con todo, doña Griselda es un activo simbólico del PRI. Otra cosa es que el Revolucionario Institucional se haya alejado del estilo de los gobiernos que prevalecían en esa época. Hubo una degradación en el ejercicio del poder, y eso hace que Álvarez Ponce de León sea considerada hoy mejor gobernadora de lo que fueron quienes vinieron después de ella.
Si bien en su momento representó un avance para Colima tener a una mujer como gobernante, lo cierto es que la transición política en el estado se estancó y, más de 40 años después, apenas estamos llegando a la siguiente etapa democrática: la alternancia.
Somos el único estado de la región centro-occidente del país donde nunca ha habido alternancia. Aquí siguió gobernando el PRI, pero eso seguramente cambiará en 2021.
EL MANDIL DEL REY COLIMÁN
Hay muchos elementos que le permitirían a Indira, o a cualquier otra mujer que contienda por la gubernatura, capitalizar su condición femenina: los mismos políticos que se oponen a su potencial arribo al Gobierno del Estado, son aquellos que se esforzaron por impedir que Griselda Álvarez fuera lo que llamaron “el experimento político” del entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles.
Algunas de las actuales figuras del grupo gobernante son las mismas que publicaron el acta de nacimiento de doña Griselda, lo que obligó a la señora, además de reconocer su verdadera edad, a recurrir al jus sanguinis: derecho de sangre a mandar en el estado que gobernaron su bisabuelo (Manuel Álvarez) y su padre (Miguel Álvarez).
Como leyenda urbana, les atribuyen también haber colgado al Rey Colimán un mandil gigante, en protesta por el agravio que según ellos infringía el gobierno central a la clase política colimense al mandarles a una mujer como gobernadora.