CAMPO CUATRO

TOSCANO, EL INFILTRADO

A nadie sorprenderá que, al no conseguir la candidatura de Morena a la alcaldía de Villa de Álvarez, Guillermo Toscano Reyes recurra al registro de alguna otra fuerza política. Ya que no lo dejarán colarse nuevamente en el partido de Andrés Manuel López Obrador, el diputado por el Distrito VII local tendrá que volver a donde salió.
Ese es el verdadero mensaje que envía Toscano en la fotografía tomada en el restorán Casa de Piedra, donde aparece junto a Virgilio Mendoza y la diputada del PVEM, Martha Meza. La imagen debe leerse como un regreso a casa, no como la búsqueda de nuevos derroteros ante la cerrazón de Morena.
Desde que fue postulado como candidato al Congreso del Estado de la coalición Juntos Haremos Historia, Toscano ha sido un infiltrado. Como diputado no dudó en hacer demostración pública de su postura a favor de la agenda del Ejecutivo estatal, en temas como el crédito. Desde el arranque de la Legislatura, fue patente su labor de sabotaje a la fracción de Morena. Como el diputado del PT, Carlos César Farías, quien llegó al Congreso por métodos similares, Toscano se hizo del control administrativo del Poder Legislativo para ponerlo al servicio del gobernador Ignacio Peralta.
La negación de su candidatura a la alcaldía de Villa de Álvarez culmina un proceso de distanciamiento del proyecto lopezobradorista, que comenzó cuando Toscano abandonó la bancada de Morena para fundar su propia fracción parlamentaria: Juntos por Colima.
Desde ese momento, su proyecto de volver a ser candidato por la 4T quedó prendido con alfileres al compromiso que Mario Delgado hizo de apoyar las aspiraciones de Memo Toscano al gobierno municipal, en un acuerdo que respondía a los nexos que tiene el diputado con Héctor Michel Camarena, tío político del dirigente nacional de Morena.
Terminó pues la aventura morenista de Toscano Reyes, un aspirante altamente costoso para sus patrocinadores. Invirtieron mucho dinero para posicionarlo en la opinión pública y, sobre todo, en mejorar su imagen, lo cual ya implicaba todo un reto.

UN POCO DE AYUDA

El delegado de Morena, Hirepan Maya, reveló en rueda de prensa que hubo un acuerdo entre los aspirantes de ese movimiento a la presidencia municipal de Villa de Álvarez, en favor de la diputada plurinominal Blanca Livier Rodríguez Osorio como candidata de unidad.
Entre líneas se entiende que el propósito del acuerdo fue cerrarle el paso a Guillermo Toscano, al ser evidentes los vínculos del representante del Distrito VII con los principales caciques políticos de Colima, quienes, en las horas siguientes a la negociación, hicieron patente que ellos lo mueven.
El acuerdo político fue la manera de invalidar una narrativa centrada en el supuesto de que Toscano adelantaba en todas las encuestas. Sobre todo cuando se realizan por encargo, los sondeos son un método confuso cuando lo que miden es conocimiento y no aceptación. Ciertamente, el reparto de papayas en las colonias de la Villa y la noticia de su contagio de covid hicieron del diputado un personaje conocido, pero eso no garantizaba su aceptación popular ni mucho menos avalaba sus méritos como activista de la Cuarta Transformación.
Por la congruencia de Rodríguez Osorio con los principios de la 4T, la cúpula de Morena tuvo que encontrar una manera de ayudarla a compensar la ventaja que le sacó Toscano en la lógica de las encuestas. Pero el hecho que el delegado nacional recurra a esta estrategia para proteger a sus cuadros, revela que Livier, como otros morenistas en diferentes municipios y distritos, no tenía la suficiente fuerza para asegurar su candidatura mediante una encuesta.
Si Livier competía con desventaja ante un político que recurrió a estrategias clientelares, la candidatura de unidad evidencia que Toscano no cumplió con los compromisos que el diputado adquirió con el proyecto alternativo de nación.
Como aspirante, Livier Rodríguez tenía que ser consciente de lo que implicaba enfrentarse al aparato del gobierno estatal que está detrás de Toscano. Debió redoblar esfuerzos para convertirse en un personaje de la escena política villalvarense. Toscano avanzó en su posicionamiento porque a ella le faltaron los recursos que a su competidor le sobraban, pero también le faltó imaginación para aprovechar su cargo como representante popular.

NEGOCIACIÓN Y DEPURACIÓN

Aunque los acuerdos políticos le den a los detractores de Morena la excusa para cuestionar la naturaleza democrática del partido, las candidaturas de unidad sirven para deshacerse de los aspirantes infiltrados a la 4T.
No por eso deja de ser el mismo método que utilizó el PRI a lo largo de su historia para imponer candidatos y asegurar la disciplina partidista. En el tricolor, ha sido la manera más eficiente de sustituir los procesos abiertos y democráticos que exigía una militancia cansada del nepotismo, el amiguismo, el corporativismo y los compadrazgos.
Para Morena es un dilema porque, si bien están identificados varios ejemplos de políticos del viejo régimen que buscaron pasarse al movimiento (siendo que esta marca ofrece una viabilidad de triunfo que ya no tiene su partido de origen), por otro lado las precandidaturas ciudadanas expresan claramente que el movimiento de López Obrador va más allá de un partido.
Morena no se ha consolidado como instituto político y carece de mecanismos propios para la selección de sus candidatos. Paradójicamente, abrir las candidaturas a los ciudadanos de ideas progresistas conllevaba el riesgo de que se volvieran a infiltrar políticos oportunistas o francamente reaccionarios.
La apertura controlada a la sociedad civil revela que el Movimiento de Regeneración Nacional va más allá de la militancia o de las estructuras de la 4T. En ese sentido, la participación electoral en Morena no puede reducirse a “los puros”, porque con muchos de ellos no gana. El partido tendrá que encontrar un equilibrio entre la congruencia ideológica y la competitividad.
La depuración de aspirantes a cargo de Hirepan Maya, innegablemente busca hacer valer la voluntad política de Indira. Sin embargo, los cuadros favorecidos por esta decisión aún tienen que construir un perfil ganador y cuentan con poco más de tres meses de campaña para ello.

NO HAY QUE CONFIARSE

Indira Vizcaíno no puede confiarse a que sigue arriba en todas las encuestas. En Colima hemos visto que, incluso candidatos que empezaron con una ventaja amplia, terminaron con resultados muy cerrados en la jornada electoral.
Fue el caso de Fernando Moreno Peña en 1997: si la campaña dura una semana más, la tendencia a la baja del candidato del PRI se habría cruzado con la línea ascendente del abanderado panista Enrique Michel. Y no olvidemos el caso de Ignacio Peralta en la elección constitucional de 2015: en unas semanas perdió 20 puntos de la ventaja inicial que le llevaba a Jorge Luis Preciado.
Por suerte para ella, el proyecto de Indira Vizcaíno está asociado a la popularidad del presidente López Obrador, quien ha mantenido sus niveles de aceptación gracias a que los recursos de los programas sociales están llegando directamente a la gente.
Esa aceptación de la figura presidencial permea a los operadores de López Obrador en los estados. En Colima, la responsable de esos programas sociales fue Indira. Y el manto de Andrés Manuel alcanzará también a cubrir a quienes fueron servidores de la nación, sembradores de vida e impulsores de jóvenes que construyen el futuro, pero que ahora son aspirantes a un cargo de elección popular.
La precandidata de Morena tendrá que echar mano de todo su capital político (por eso, no puede desperdiciarlo ignorando el impacto de las campañas de desprestigio) y de la fuerza moral del proyecto de izquierda que, desde 1988, demostró tener la razón moral e histórica. Indira es heredera de ese legado y en mucho le ayuda la trayectoria de su papá, Arnoldo Vizcaíno Rodríguez.

VAN POR SU RESTO

Indira no puede confiarse, insistimos, porque le toca enfrentar una estructura política que hará hasta lo imposible por no ceder sus privilegios. Los grupos que han ostentado el poder en el estado miran alarmados lo que pasó en el ámbito nacional y, en la proporción de lo que han perdido desde 2018, van a atajar los esfuerzos por establecer en Colima la Cuarta Transformación.
Muestra de ello es el regreso al estado de Arnoldo Ochoa González. Pese a la edad y sus achaques, el nuevo dirigente estatal del PRI tiene el mismo espíritu belicoso de toda la vida. Y los morenistas deben esperar ser víctimas de sus mañas.
Para quienes encarnan el viejo régimen, es un asunto de todo o nada. Arnoldo Ochoa ha sido funcionario en varios de los últimos gobiernos y sabe que si hicieran una auditoría extraordinaria, como la que hizo Nacho Peralta al gobierno de Mario Anguiano, la siguiente administración encontraría muchísimas irregularidades.
Todo es revisable. Las cuentas públicas de Anguiano Moreno ya estaban calificadas y, aun así, hicieron una auditoría extraordinaria –no contemplada en la ley– que arrojó resultados en contrasentido a lo que ya estaba aprobado por el Congreso.

LA MEJOR ALCALDE

El aparato mediático y en redes sociales del viejo régimen ha magnificado la aparente discordia entre la alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez, y la diputada federal por el segundo distrito, Rosy Bayardo, quien se registró como aspirante a la presidencia municipal.
Alimentar la rivalidad entre ambos cuadros de Morena es un despropósito, máxime si, en la confusión de las fake news, seguidores de Rosy retoman las pugnas en contra de Griselda.
Es incomparable la carrera política de una y otra. Martínez tiene una trayectoria en la izquierda que data de años. Y al frente del Ayuntamiento ha demostrado honestidad, transparencia y eficiencia en el ejercicio del poder. La responsabilidad con la que ha manejado los recursos públicos, explica por qué el presupuesto ajusta para llevar a la gente beneficios largamente negados por las administraciones municipales anteriores.
Sin duda, Griselda es la mejor entre los alcaldes del estado. Los resultados en programas sociales, prestación de servicios públicos, finanzas sanas y obras de infraestructura, hablan por sí mismos.
Quienes mezquinamente critican el operativo de protección personal a cargo de la Armada de México, no dicen que los riesgos que corre la edil porteña corresponden a su empeño en combatir la corrupción y su respaldo a las acciones del gobierno federal en contra de la delincuencia organizada en el puerto de Manzanillo.
Como alcaldesa, Griselda fue quien en las mesas de seguridad condenó la apatía del entonces secretario general de Gobierno, Arnoldo Ochoa, para llevar a cabo una depuración de las policías en la entidad. Curiosamente, el funcionario a quien Griselda Martínez denunció ya está de regreso en Colima.
Lo que cobra importancia en el debate sobre el papel político de Griselda Martínez, son las deferencias que ha tenido con ella el presidente López Obrador. Esos gestos del primer mandatario, son un reconocimiento a la labor que ha desempeñado la presidente municipal.

ARRASTRA DOBLE REMOLQUE

Pese a que ha cubierto en San Lázaro casi todo el periodo para el que fue electa como suplente de Indira Vizcaíno, Rosy Bayardo tiene que acreditar todavía su compromiso con la sociedad porteña. Ha transitado en el cargo prácticamente desde el anonimato legislativo.
Lo que más se recuerda de su gestión como diputada federal por el segundo distrito, lamentablemente, es su defensa a los transportes de doble remolque. Ella dio sus razones: hay exceso de contenedores y faltan conductores capacitados para mover tráileres con un solo remolque, además de las deficiencias que tiene el ferrocarril para ser una alternativa al transporte de carga terrestre. Pero esa posición es contraria a la de la gente, en un tema muy sentido por los usuarios de la carretera. En esta cuestión, Bayardo respondió más bien a sus intereses familiares y al vínculo que como empresaria en el ramo de grúas tiene con los transportistas de carga.
El gran reto de Rosy Bayardo es demostrar un posicionamiento ideológico cercano a la 4T, que derribe las objeciones que se puedan hacer a la forma como llegó a la suplencia. Se supone que es un cuadro del empresariado manzanillense, muy necesario para operar una política de desarrollo económico sustentada en la inversión privada, pero también debe identificarse con las bases morenistas.

LAS COINCIDENCIAS

En una elección municipal que se antoja competida en Manzanillo, tras la filtración de que el candidato del PRIAN será Jorge Luis Preciado, Griselda Martínez se vuelve imprescindible para hacer contrapeso a las estructuras que por trienios ha venido cultivando el panismo que migró al oficialismo priista a través del Verde.
Es impensable que se pueda sustituir un liderazgo como el de Griselda Martínez, sin elevados costos políticos. Incluso si ella no es candidata a la reelección ni va por la diputación federal, Morena la necesita como un referente de lo que debe ser la 4T en Colima. Como edil, Griselda reúne todas las características de una gobernante de izquierda.
La izquierda en Colima puede presumir a dos funcionarias públicas que destacaron en el ejercicio pleno de sus funciones, a pesar de enfrentar un complejo panorama financiero y político. Ellas son Indira Vizcaíno como presidente municipal de Cuauhtémoc y, ahora, Griselda Martínez en el Ayuntamiento de Manzanillo.
Ellas dos tienen más en común que las diferencias que sus detractores buscan subrayar. Y cualquier persona que haya estado en una mesa de negociación, entiende que un acuerdo no puede partir de las diferencias sino de las coincidencias.